Impaciencia y 15 M

La colaboración esta semana corre a cargo de Icíar Guttiérrez. Disfruten

Hay algo que me fastidia mucho cuando se quieren hacer las cosas bien y es la impaciencia.

Sin duda, en nuestro día a día las prisas son el motor que nos pone en marcha y esta maldita costumbre que tenemos de vivir deprisa es la que precisamente está impacientando a la Opinión Pública con respecto al futuro del Movimiento 15M. Se preguntan cuándo y cómo vamos a actuar. Y yo, más que ver un interés real por saber cuándo y cómo vamos a alcanzar lo que pedimos, lo que observo es un intento claro de deslegitimación, un argumento más para echar por tierra el trabajo y el esfuerzo de mucha gente que cree en esto y lucha por ello.

El pueblo- sí, el pueblo, aunque suene populista- salió a la calle solo por un motivo: estaba indignado. Desde un primer momento se hizo evidente que toda esa indignación había que canalizarla mediante mecanismos de organización y se crearon las comisiones de barrios, pueblos y educación.

Ahora, señores impacientes, estamos en una tercera fase de información para la difusión y ampliación del movimiento. Y es que, a pesar de que se empeñan en hacernos quedar como tontos, somos conscientes de que sin la fuerza suficiente lo único que podemos conseguir es un estrepitoso fracaso. Y todo porque la Opinión Pública, con los Medios de Comunicación al frente, se ha convertido en nuestra espada de Damocles particular: está preparada, amenazante, para caer sobre nosotros después de cualquier mínimo atisbo de debilidad.

Las prisas son las que muchas veces hacen que no terminemos un tema importante de una asignatura en el colegio y nos queden para siempre esas lagunas por cubrir. Las prisas son las culpables de que las noticias en los informativos duren lo justo para tener un conocimiento superficial y no nos interesemos por profundizar. Las prisas son las que nos impiden que en un día ajetreado nos paremos a charlar con esa persona que, a lo mejor, nos podría haber aportado más de lo que nos imaginábamos.

Pero este no es un momento para tener prisa porque queremos hacer las cosas bien y con paciencia. Seguimos trabajando aunque ya no ocupemos las portadas de la prensa y hayamos pasado de ser los “simpáticos” a parecer fastidiosos y protestones. Y no me refiero solo a aguantar en una acampada, que tarde o temprano habrá que levantar porque resulta obvio que no podemos caer en la terquedad de resistir por resistir. Nuestro esfuerzo ahora no es otro que darle la fuerza suficiente al movimiento para que no sea necesario quedarse a dormir en una plaza.

Por favor, quien dude del futuro del 15M que no sea por decepción de no haber logrado nada aún. Y a los señores que se muestran impacientes por conseguir ya los famosos ocho puntos, les invito a que planten un árbol. Cuando ese árbol crezca, dé maravillosas flores e incluso frutos carnosos, será el momento de preguntarse qué hemos logrado. Hasta entonces, solo nos queda regarlo y mimarlo todos los días, y contemplar orgullosos cómo se va haciendo más y más grande a medida que el tiempo pasa.

"La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte", Inmanuel Kant