Próximamente: Entrevista a Charlesttines

En un mundo tan complicado como la música de hoy en día, es casi utópico que un grupo que empieza mantenga unas señas de identidad que se aparten de lo convencional. Lo comercial impera, y pocos se atreven a practicar lo que realmente llevan dentro. Charlesttines es un joven grupo sevillano con potencial para llegar alto. ¿Por qué deben escucharlos? Si tienen respeto por los clásicos, deberán hacerlo. Si son amantes de la buena música, deben escuchar su nuevo trabajo.Y lo más importante. Si están de acuerdo con la frase que abre esta modesta avanzadilla de una futura entrevista (estén atentos), más que nunca, TIENEN que escucharlos. Por ser fieles a un estilo tan personal. Recuerden este nombre.



Próximo concierto: 10 de Febrero, El Holandés Errante

Carlos Herrera: "Los periodistas somos menos influyentes de lo que algunos queremos"

En un pequeño y coqueto estudio de un ático de la calle San Fernando se hace cada día uno de los programas  más influyentes –quizá el más-- de la radio española. Su director, conductor y artífice, es Carlos Herrera Crusset, 54 años, almeriense recriado en Mataró y “nacionalizado” en Sevilla. Un líder de opinión capaz de crear un estilo propio, crítico y desenfadado, con sabor actualizado de la radio antigua en que aprendió el oficio.



P: 2011 ha sido un año de cambios, el PP ganó en las elecciones municipales y ahora también empezamos el año 2012 con nuevo gobierno, ¿ Va a ser tan crítico con este nuevo gobierno como con el socialista o quizás un poco más suave?
R: Usted que cree… (Se ríe mientras se quita unas gafas imantadas) Jaja, nono. A los gobiernos hay que juzgarles por lo que hacen. Juzgar por prejuicios ideológicos, personales, de simpatías es un error. Sobre todo porque te conduce a hacer malos análisis. Lo primero que he dicho de este gobierno es que le ha crecido un pino socialdemócrata en el pecho y entonces, ha sentido tanto la necesidad de priorizar tanto el ajuste que se ha visto obligado a subir los impuestos. Exactamente, todo lo que han dicho que no harían. Entonces, cuando alguien a las 24 horas hace algo que ha jurado que no haría es que algo ha funcionado mal, o antes o después. Con lo cual, empieza su andadura en este gobierno con una disfunción entre su percepción y la realidad. Eso no es un buen signo, por más que sea necesario subir los impuestos o no, en todo caso sería discutible… Así que ya por ahí hemos empezado a ser críticos.

P: A pesar de ser crítico con Zapatero, usted mantenía un buen hilo de amistad con él. ¿Cómo espera que sea su relación, a partir de ahora, con Rajoy, al que se ve bastante más distante en el trato?
R: Vamos a ver, yo era crítico con Rodríguez Zapatero, y lo sigo siendo, pero no con la persona. Era crítico con el político Puedes disentir pero mantener unas buenas relaciones personales, que en el caso de Zapatero es fácil mantenerlas porque se trata de un buen tipo. Rajoy es más tímido, tiene una introspección mayor. Es más difícilmente abordable a pesar de que es un hombre cordial. Conozco a Rajoy desde hace muchos años y jamás le he escuchado decir una tontería, todo sea dicho, aunque no sea un hombre de genialidades. Pero es un hombre de constancia y de trato cercano, aunque no excesivamente cálido.


P: Bueno, pasando a lo estrictamente profesional, ¿Qué criterio de selección de tertulianos utiliza?
R:El más variado posible. Intento que sea gente con diferentes puntos de vista, pero dentro de un orden. No me gustan las tertulias de provocadores, simplemente por tener provocadores, sin que detrás del fuego no haya nada. Por lo tanto, me gustan, en primer lugar, los periodistas. El periodista que maneja la información y luego tiene una capacidad analítica suficiente y contrastada que le aporte brillantez a la tertulia. La de hoy por ejemplo; era cada uno de su padre y de su madre, y gracias a ello ha surgido la chispa de la controversia. Hacer tertulias planas de una sola lectura puede ser muy rentable de cara a una idea política, pero es muy aburrido.


“Jamás le he oído una tontería a Rajoy”


P: Usted se denomina a sí mismo “locutor”. Otros huyen de ese concepto y prefieren ser llamados “presentadores” o “conductores”. ¿Dónde está la diferencia? ¿Cuál es su marca personal?
R:Mire, a mí me gusta la palabra locutor porque es una palabra antigua. Y a mí la radio antigua que se ha hecho en España me sigue gustando mucho, y me gustaba cuando a los locutores se les llamaba locutores. Ahora parece que no se les puede llamar así. Todo el mundo busca eufemismos como conductores o realizadores.

P: ¿Cuál de esos locutores antiguos le ha influido más?
R: Luis Arribas Castro, locutor de Barcelona de la Cadena SER. Ha sido el gran genio de la radio moderna. Murió hace poco por cierto. Fuel el gran creador, el gran renovador, el muñidor de sonido. Era un realizador extraordinario. Porque hay buenos locutores pero realizan muy mal. Él lo hacía todo perfecto

P: Tanto en televisión como en radio, ¿qué entrevista le ha impactado más?
R: Normalmente impactan más los personajes significados, pero llegan a las entrevistas con el guión aprendido. Tienes que torear más o menos, pero son toros muy toreados. A mí normalmente me impresionan más las entrevistas con aquellos que no vienen toreados, que son la gente de cada día. Por decirle dos de los últimos 10 años, recuerdo un día que entrevisté a un joven esquizofrénico y otro en el que entrevisté a un hombre que empezaba a padecer los síntomas del Alzheimer con tan solo 44 años. Fueron entrevistas de unos 20 minutos, pero fueron muy duras por los testimonios, y eso pues me deja mucho más poso que por ejemplo entrevistar a un jefe de estado, que puede ser interesante y tal. Pero la gente del día a día te deja a veces más heridas y más muescas en el sentidero.


“No me gustan las tertulias de provocadores”


P: Usted ha trabajado en la televisión. Después de probar la radio, le gustaría volver algún día?
R: Vamos a ver, yo he trabajado en la tele de “prestao”. Mi trabajo es la radio. He hecho televisión, con toda la voluntad del mundo y con desigual acierto. Lo que pasa es que primero; no me apetece, segundo; no e acaba de gustar, tercero; creo que ya estoy mayor para hacer la televisión que se hace ahora, y cuarto; creo que a la televisión hay que ir de vez en cuando y ya está.

P: También participa en los medios a través de internet. Tiene usted un videoblog para la web de ABC, también su programa tiene contacto con los oyentes a través de las redes sociales, ¿qué opina de estas, tan de modas últimamente en el mundo de la comunicación y el periodismo?
R: Bueno, son simplemente unos instrumentos más. Las redes sociales permiten desahogos personales de mucha gente que está en contacto, que se conocen, que establecen conexiones. Eso no es necesariamente malo. Las redes sociales contemplan también indudables peligros. Son una invitación a la exageración por parte de muchos que sueltan como si fuera gratis cosas que no dirían jamás en un estado público si tuvieran la mínima responsabilidad. Aún así es un instrumento para trabajar interesante que nos permite tener retroalimentación. En mi caso interactividad con los oyentes que me permite saber si lo que estoy haciendo tiene un impacto negativo o positivo, y eso es una información muy útil.


“Estoy mayor para hacer la TV que se hace ahora”


P: Usted estudió medicina, ¿qué piensa de los estudios del periodismo? ¿Cree que es necesaria la profesionalización?
Yo soy partidario de hacer un ciclo que fuera cualquier carrera superior, una diplomatura. Y ya después con dos años de puesta a punto para el periodismo creo que sería suficiente. De esa manera vendría uno con una diplomatura en derecho o en económicas o incluso medicina, con una diplomatura antigua que eran 3 años. Ahora creo que el grado son 4 años ¿no?

P: Sí, el grado 4, y la licenciatura 5
R: Pues un grado o un primer ciclo, que serían dos años y luego un posgrado de técnica periodística.

P: Su programa lo escuchan cada mañana dos millones y medio de personas. ¿Es mucha presión saber que su opinión va a tener una gran influencia para tantas personas o más bien un motivo de orgullo?
R: No es incompatible lo uno y lo otro. Es motivo de orgullo indudablemente. Aún así creo que los periodistas somos menos influyentes de lo que algunos de nosotros queremos. Un periodista puede poner por la mañana un “sapo” a un ministro en el desayuno pero poco más. El ministro se lo desayuna porque después el tiene el BOE que es el que tiene el poder y no nosotros. Pero también tener dos millones y medio de oyentes me hace ser consciente de que hay que ser muy responsable con los mensajes que se dejan caer. Porque a través del micrófono, un comentario que consideras liviano, inocente o fútil puede afectar, o más bien molestar, a mucha gente.

P: ¿Por ejemplo?
R: Si yo dijo “este ciudadano está hecho un perro judío” o “no seas gitano, no me quieras robar” pueden llamarme personas judías o gitanas razonablemente ofendidas. Esas pequeñas cosas hacen, no que seamos políticamente incorrectos, que es otra cosa distinta, pero sí que seamos muy responsables con lo se está diciendo. Hay que medir mucho el alcance de las palabras porque pueden afectar a mucha gente.

P: Bueno que le parece si para acabar, usted como buen gastrónomo que tengo entendido que es, y al ser el suyo el único programa importante de carácter nacional que se graba en Sevilla, recomienda algún lugar para tomar algo por la ciudad.
R: Claro, le recomiendo F5, que es un sitio de copas magnífico en el Paseo Colón y donde además a mediodía el tapeo es extraordinario. Además también está la Bodega Romero, o Trifón, Coma, o Moreno que también forman parte de mi ruta habitual.

P: Cocinan sin mantequilla supongo.
R: Bueno, por supuesto, la mantequilla es un detritus. Debía estar penada por ley, y en esto, no soy políticamente correcto.

Cuento de Navidad

La chimenea del salón ya no prendía como en inviernos anteriores. Una pequeña llama fatua daba calor y luz a una habitación fría donde las fotos antiguas de la encimera ya apenas reflejaban la historia y vida de tiempos mejores. La plata de la estantería era más bien cobre, níquel y alpaca oxidada. El viejo diploma que encabezaba el salón que un día fue un motivo de orgullo, ya solo tenía el valor que tiene un cuaderno garabateado. Álbumes y álbumes llenos de recuerdos que se perdieron en la memoria. Una memoria que ya no es memoria, sino la playa que hay en una de las costas del mar de las penas.

No hay con quien brindar. Rubén ya no está y Martirio no tiene a nadie con quien brindar. En la cocina han sobrado tres raciones de pescado, reservadas para los hijos que nunca tuvo. Aún mantiene esa ilusa y absurda esperanza de que llamen algún día a la puerta y aparezcan con sus hijos, y que estos al verla griten un “¡Feliz Navidad, abuela!”

¿Hace tanto tiempo ya de esas Navidades en las que no tenía que acudir una señora pagada por quién sabe qué departamento del estado a encender la chimenea y vigilar que la vieja no hubiera muerto? ¿Hace tanto qué se fue Rubén? ¿Llegó a existir o solo es un producto de su vieja y anclada imaginación?

“Requiescat Rubén” pensaba la vieja Martirio con la copa en la mano, mientras intentaba esconder el resto de su cuerpo en la mesa camilla. Requiescat.

Los muebles de madera crujían tanto como las piernas de la anciana. Posiblemente tuvieran una edad parecida. Es curioso como en un lugar tan inhóspito fuera posible que el timbre pudiera sonar en una noche como Nochebuena. ¡Ding dong!

Martirio siempre pensó que el día que el timbre volviera a sonar iría corriendo hacia la puerta con una sonrisa de oreja a oreja. Sin embargo, su paso fue muy lento y tembloroso. Un pestillo, la cadena y el pomo hacia dentro.

Era evidente que no iba a bajar por la chimenea encendida así que decidió llamar al timbre y entrar por la puerta con su saco de regalos. Su hijo, su nuera y su nieto. Tres raciones de comida. “Ya estamos aquí mamá, nos hemos retrasado un poco.” “¡Feliz Navidad, abuela!”

La Misma Voz

La exactitud de las cifras se diluye cuando hablamos de democracia. El Partido Popular ha cosechado una victoria sin precedentes con una cifra de votos muy similar a la de comicios anteriores, 10.8 millones frente a los 10.2 conseguidos en 2008. El electorado de la diestra española reitera lección de fidelidad a unas siglas, demostrando tras las urnas que son el aval más necesario de su partido.

El gran derrotado de la jornada electoral no es otro que el Partido Socialista. Como era de esperar ha pagado el alto precio de la crisis y se convierte en el quinto Gobierno europeo abatido por ella. Las medidas adoptadas a partir de mayo del pasado año y la reconversión al neoliberalismo exigido desde Bruselas han sido las ascuas donde han ardido más de cuatro millones de votos. Ahí puede encontrarse la clave del hundimiento del partido representado por Rubalcaba y de la fuerte presencia popular que dominará la Cámara Baja durante los cuatro próximos años.

La atomización del voto progresista es una realidad constatable. Se tiende a disociar erróneamente el auge de los partidos minoritarios del derrumbe socialista. Son dos caras de la misma moneda. Izquierda Unida, UPyD y partidos regionales –injusta ley electoral aparte- han reciclado las papeletas que en 2008 llevaban el sello de la mano y la rosa. No deja de ser notorio, además de exclusivo, que el Partido Popular con una cifra de votos que oscila entre los 10 y 11 millones haya obtenido dos derrotas, una victoria y dos mayorías absolutas, una de ellas la segunda más holgada de la historia de la democracia. Esta estadística evidencia dos hechos: El electorado conservador es siempre fiable, poco cambiante y nada crítico. Un ejemplo práctico lo encontramos en Murcia o Valencia, donde la corrupción política la entregan junto con el maletín y el despacho, y allí, para colmo de la rocambolesca, los populares han arrasado sin paliativos. Justo en el otro extremo se hallan los progresistas, el voto de la conciencia; escrupuloso y muy punitivo con la negligente gestión política. En otras palabras, un voto errante.

La legitimidad de las urnas no se cuestiona; su veredicto nos augura una legislatura con un Gobierno de mayoría y absolutista. Rajoy y su equipo de gobierno podrán hacer y deshacer sin que un alma les tosa en el Congreso. La cara B de semejante concentración de poder es que al errar en sus decisiones tendrán que asumir la culpa de cabo a rabo, y además de manera inmediata. Puede parecer una obviedad, pero estamos ante un partido especialista en echar balones fuera.

El PSOE por su parte, durante estos años de oposición desnuda, tiene por delante la ingente tarea de su renovación, algo que va más allá de un simple Congreso Ordinario, de un lavado de imagen o de la regeneración de su discurso. Tiene pendiente la reconquista de cuatro millones de votos que le son legítimos, pues sólo a través de ellos la izquierda alcanzará la contundencia política que de la que es siempre merecedora. Suele decirse que nada une más que un enemigo común, ojalá esta vez no sea necesario despertar a la bestia para comprender que el progresismo se enriquece de la diferencia, pero es mucho más fuerte si grita con la misma voz.

Y tú… ¿Qué vas a hacer este Domingo?

Por Antonio Ruíz Jaén;

Sin duda alguna, este Noviembre albergará la que será una de las jornadas electorales más importantes en la historia de la Democracia en nuestro país. Creo que no es necesario enumerar las críticas razones por las que estos comicios son tan sumamente determinantes…

Sea quien sea el ganador, va a tener que emplearse a fondo durante los próximos cuatro años si quiere volver a restituir en los corazones de los españoles un mínimo de credibilidad hacia la política. Ardua tarea la suya, a la altura de las grandes meteduras de pata que han ido alternando en el poder durante tanto tiempo. Los obstáculos a los que se enfrentan los dos principales candidatos (con perdón a terceras opciones políticas) son grandes y difíciles de subsanar –falta de carisma, falta de credibilidad, falta de vitalidad, falta de juventud… Y es que nos piden a los votantes una misión demasiado imposible, demasiado impensable: que babeemos por un par de tipos con nada de carisma, con demasiado pasado a sus espaldas y expertos únicamente en generar frustraciones, decepciones y desilusiones varias. Incumpliendo promesas y pasándose por el forro derechos inalienables e inherentes a eso que aún, hoy día, ellos se empeñan en seguir llamando Democracia.

Se me viene a la cabeza una frase peliculera que, analizada con el suficiente detenimiento, puede ser extrapolada con bastante acierto a la gran carpa que conforman nuestros payasos del circo electoral. No es otra que “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Parece ser que todos nuestros políticos se han olvidado de este arácnido –a la vez que más que necesario –mantra. Estamos aburridos ya de que la promulguen en sus mítines electorales… y que prometan, prometan… pero la olviden tan pronto como han alcanzado la meta, desoyendo a los que están debajo. Y es que por desgracia, estos manipuladores relegan al cajón del olvido demasiado pronto que si están ahí es porque nosotros hemos querido que así haya sido.

Y de ese abuso, esa continua manipulación y tanta ingratitud es de la que ya nos hemos cansado. O, mejor dicho, nos cansamos hace tiempo. El 15M, Democracia Real Ya, las huelgas estudiantiles y de educación que últimamente están siendo convocadas (con rotundo éxito) y un largo etcétera no son sino fiel reflejo de el hastío de nuestra sociedad, que está hasta las narices de ser manipulada, engañada, estafada.

Estamos cansados de políticos pederastas que sólo saben violar a una Democracia que hoy por hoy, efectivamente, es frágil, está indefensa, y viene a ser igual o más vulnerable que un bebé. Todo ello ayudado de la complicidad de los medios de comunicación; televisión, prensa y radio.
Así que nuestra inteligencia colectiva debe dar una respuesta contundente a estos políticos corruptos, a ellos y a los partidos que los cobijan. Y me alegra que las iniciativas anteriormente mencionadas estén dando fe de ello.

Que, hablando vasto y claro, estamos ya hasta nuestras partes de que España efectivamente cada vez se asemeje más a un vulgar condón: resiste la inflación, detiene la producción, destruye las generaciones futuras y para colmo nos transmite sensación de seguridad cuando en realidad nos la están clavando.

Y perdón por mi probable vulgaridad anterior, pero quedó claro hace ya tiempo que las gentilezas y las medias tintas no sirven para nada, y hablando claro se entiende a la gente, oiga.
Así que contundencia. Maldita sea, sigamos presionando. Sigamos luchando. Sigamos manifestándonos y batallando por nuestra generación y las venideras. Que dejemos de temer de una vez por todas a los gobernantes, para que sean ellos los que teman al pueblo del que tan injustamente ha abusado. Así que, al margen de que tus ideales se acerquen más a los del PP, PSOE, IU, UPyD o al partido de los periquitos, rebélate, lucha, manifiéstate… VOTA. No te quedes al margen. Y, por favor, plantéate otras opciones, que aquí no todo es rojo o azul. Estos dos colores ya han demostrado con tenacidad fehaciente que son como los niños malcriados que logra ahorrar mucho dinero gracias a sus papis los bancos pero luego lo malgastan en cromos y demás cosas inútiles. Luchemos por lo que poco a poco nos están quitando y, sobre todo, por lo que nunca hemos tenido.

Y a ti, querido futuro presidente, te doy tres consejitos: sé humilde (porque nosotros, y sólo nosotros, habremos depositado nuestra confianza en ti, recuérdalo), sé prudente (porque querido alcornoque, que a ver si te queda claro de una vez por todas, hablas en nombre de las personas a las que representas y no en el tuyo propio, maldito narcisista egocéntrico) y, lo que es más importante, sé exquisitamente sincero y consecuente (porque vale, de acuerdo, en esta orquesta tú llevas la batuta, pero ¿a quién dirigirás si tocas mal la melodía y empiezas a quedarte sin instrumentos?).
Con todos mis respetos, uno de los más de 40 millones de españoles indignados que este Domingo irá a las urnas con la quizá ingenua –pero aún no extirpada –esperanza de que algún día tendremos el futuro por el que estamos luchando.

Gerentes de mierda

Sentémonos a la mesa y discutamos. A un lado, toda España y su grito de Liga de Mierda echando la culpa de todo al reparto de los derechos televisivos. Al otro lado, yo defendiendo que el problema es más profundo, no tan simple, y que las soluciones deberían ser drásticas.

La obviedad innegable es que el Barça y el Madrid tienen un presupuesto muy superior al resto, pero el problema no reside aquí. Por esta regla de tres, el Atlético debería acabar tercero todos los años. Y además, el presupuesto de los dos grandes siempre estuvo bastante por encima del resto, me explico: lo de retener a figuras como Cristiano o Messi no está a la altura del resto, pero tampoco lo estaba hace 30 años para retener a Cruyff, Hugo Sánchez, Romario, Puskas o Amancio. Todo ello sin contar que el Barça tiene 8 estrellas de talla mundial a coste 0. Si algún equipo lograse esto, no soy yo quien diga que puedan mantener a estos jugadores con semejante ficha, pero vender a cada uno de estos hoy día no baja de los 50 kilos por cabeza.

¿Cuál es el principal problema entonces? Para mí la respuesta es contundente: la mala gestión de todos los clubes. No es posible que a cada año que pase los clubes gasten un 10% más de lo que ingresan. Así, la burbuja crece cada año y esto no es problema de derechos de televisión mal repartidos. Esto lleva así muchísimos años, y si los repartos engrandecen (que deberían hacerlo, por supuesto) lo más probable es que esta ley del 10% siguiera sin excepción.

Es vergonzoso que una liga como esta tenga tantos equipos amparados bajo leyes concursales que deberían estar prohibidas en este mundo futbolístico, pues consisten en seguir gastando, defendidos por un juez, sin que nadie vea un duro.

La solución para acabar con este déficit del 10% es fácil pero drástica, y sé que a muchos no les gustará. Ya funcionó en Italia cuando se dejó la liga en 17 equipos arrojando a la Serie B a los 3 clubes que peor utilizaban su presupuesto. Serviría para ponerle las pilas al resto y, una vez gestionado este asunto de déficit y clubes corruptos que hacen que no se vea un duro por sus malos gestores, y no por las televisiones, sí se debería proceder a un cambio mucho más equitativo como el inglés. Hacerlo antes sería un error, porque la situación sería la misma; clubes arruinados por gastar más de lo que ingresan

Impaciencia y 15 M

La colaboración esta semana corre a cargo de Icíar Guttiérrez. Disfruten

Hay algo que me fastidia mucho cuando se quieren hacer las cosas bien y es la impaciencia.

Sin duda, en nuestro día a día las prisas son el motor que nos pone en marcha y esta maldita costumbre que tenemos de vivir deprisa es la que precisamente está impacientando a la Opinión Pública con respecto al futuro del Movimiento 15M. Se preguntan cuándo y cómo vamos a actuar. Y yo, más que ver un interés real por saber cuándo y cómo vamos a alcanzar lo que pedimos, lo que observo es un intento claro de deslegitimación, un argumento más para echar por tierra el trabajo y el esfuerzo de mucha gente que cree en esto y lucha por ello.

El pueblo- sí, el pueblo, aunque suene populista- salió a la calle solo por un motivo: estaba indignado. Desde un primer momento se hizo evidente que toda esa indignación había que canalizarla mediante mecanismos de organización y se crearon las comisiones de barrios, pueblos y educación.

Ahora, señores impacientes, estamos en una tercera fase de información para la difusión y ampliación del movimiento. Y es que, a pesar de que se empeñan en hacernos quedar como tontos, somos conscientes de que sin la fuerza suficiente lo único que podemos conseguir es un estrepitoso fracaso. Y todo porque la Opinión Pública, con los Medios de Comunicación al frente, se ha convertido en nuestra espada de Damocles particular: está preparada, amenazante, para caer sobre nosotros después de cualquier mínimo atisbo de debilidad.

Las prisas son las que muchas veces hacen que no terminemos un tema importante de una asignatura en el colegio y nos queden para siempre esas lagunas por cubrir. Las prisas son las culpables de que las noticias en los informativos duren lo justo para tener un conocimiento superficial y no nos interesemos por profundizar. Las prisas son las que nos impiden que en un día ajetreado nos paremos a charlar con esa persona que, a lo mejor, nos podría haber aportado más de lo que nos imaginábamos.

Pero este no es un momento para tener prisa porque queremos hacer las cosas bien y con paciencia. Seguimos trabajando aunque ya no ocupemos las portadas de la prensa y hayamos pasado de ser los “simpáticos” a parecer fastidiosos y protestones. Y no me refiero solo a aguantar en una acampada, que tarde o temprano habrá que levantar porque resulta obvio que no podemos caer en la terquedad de resistir por resistir. Nuestro esfuerzo ahora no es otro que darle la fuerza suficiente al movimiento para que no sea necesario quedarse a dormir en una plaza.

Por favor, quien dude del futuro del 15M que no sea por decepción de no haber logrado nada aún. Y a los señores que se muestran impacientes por conseguir ya los famosos ocho puntos, les invito a que planten un árbol. Cuando ese árbol crezca, dé maravillosas flores e incluso frutos carnosos, será el momento de preguntarse qué hemos logrado. Hasta entonces, solo nos queda regarlo y mimarlo todos los días, y contemplar orgullosos cómo se va haciendo más y más grande a medida que el tiempo pasa.

"La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte", Inmanuel Kant