La leyenda del mago galés

Ser el único jugador que ha marcado en todas las ediciones de la Premier League (y van 19). Ser el jugador con más partidos de la historia del Manchester United. Ser el mejor jugador de la historia de Gales, y un sinfín de condecoraciones más. Haberlo ganado todo a nivel de clubes. Son cosas por las que un jugador se gana el apodo de leyenda. Ryan Giggs es una. Una leyenda viva del fútbol, de uno de los 10 mejores equipos del mundo. Un ejemplo de profesionalidad, y es que seguir compitiendo al máximo nivel en una competición en la que el físico prima sobre la técnica con casi 38 años no está al alcance de cualquier futbolista. Giggsy es diferente. Es uno de esos extremos de los 90 que desbordaban Europa con su velocidad y su cambio de ritmo. Hoy en día sigue deslumbrando con su exquisita zurda, capaz tanto de asistir, como de marcar goles de bellísima factura, de templar el balón, de crear fútbol, de ponerlo en la franja del campo que desee. Porque cuando Ferguson lo necesita, está ahí. Si debe jugar de lateral, lo hace, y sigue subiendo la banda como si de un juvenil se tratase. Si debe jugar por el centro, se disfraza de organizador y es capaz de ser el motor del equipo. La prolongación perfecta del preparador escocés en el campo. Y es que jugadores como Giggs hay pocos, y desde luego, saldrán pocos más.

Su eliminatoria en Champions frente al Chelsea certifica que está en un momento de forma impensable para un jugador de su veteranía. En la ida demostró que sigue siendo un extremo de los de antes. La jugada que termina con el gol de Rooney la podría firmar cualquier superclase. Balón que cae del cielo londinense como nieve y que Giggs mata con un control orientado a la espalda de Bosingwa (a estas horas sigue buscando su cintura) y toque raso para que el 10 de los Reds fusile. En la vuelta volvió a ser decisivo con otras dos asistencias. En el primer tanto, entra por la derecha con rapidez y pase de la muerte a Chicharito -mención aparte merece también este jugador, todo balón que llegue al área lo manda al fondo de las redes- y en el segundo, una contra del libro, de las que le gustan a Fergie, que Giggs finaliza con un pase al hueco dejando sólo a Park. Si lo hubiese firmado Xavi, a nadie le extrañaría.

Su duelo en semis frente a otro clásico, Raúl González, viviendo una segunda juventud en Gelsenkirchen (no se puede decir lo mismo de Giggs, ya que la regularidad es otro factor que marca su carrera) determinará quien se enfrentará al campeón del clásico español, que copa las portadas de los diarios restándole importancia a estos dos viejos rockeros que tantas tardes han hecho disfrutar al espectador objetivo de fútbol.

Nadie sabe hasta cuando seguirá Giggs. De momento está atado un año más al club de su vida, uno de los últimos One Club Men. Lo único seguro es que, mientras juegue, seguirá acrecentando su leyenda, que ya tiene un nombre bordado con letras de oro en la historia del fútbol.

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